Inexorable el tiempo avanza sin cesar
llevando a su paso lamentos del ayer,
quejidos de un pasado que nunca volverá,
quejidos de un amor que no respira ya.
Murió la flor marchita que un día yo regué,
en llanto se sumerge pues yo la vi nacer,
pero como todo en este mundo tiene su final
también la bella margarita su fin ve avecinar.
Ahora irrumpe con gran fuerza en mi corazón
susurros incontenibles de un nuevo amor,
de otra primavera que se acerca ya
de un nuevo mundo que en mi vida surgirá.
Solo puedo agradecer el solsticio que perdí
y dar la bienvenida al equinoccio que se acerca,
que penetra en mi alma
y me hace perder la calma.
-Johe-
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