En sí mismo se ciñe y entra en letargo
lánguido se estira a un nuevo día
lúgubre anda y ve pasar las horas
y con la misma ausencia vuelve la aurora.
Triste la extraña y la llora en silencio
pesado se siente el tiempo a su paso
un beso tan solo calmaría su llanto
un abrazo al menos duraría un rato.
Y así seguirá muriendo en suspiros
mirando al cielo y cayendo al olvido
queriendo un recuerdo de su pasado
aferrado a un fantasma algún día amado.
-Johe-
Nada como extrañar al ser alguna vez amado
ResponderEliminarQué maravilloso! Un ingeniero con esta sensibilidad...
ResponderEliminarTienes sustancia literaria, Jonathan, no la desaproveches, sigue publicando tus relatos y poemas.
Gracias Carlos, claro que si, seguiré destilando poesía.
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